Hace más de un año, por medio
de mi mejor amigo, conocí a un chico del cual ya sabía muchas cosas, por
supuesto tenía sus cosas buenas, pero sobre todo era consciente de las cosas malas, también tuve la
oportunidad de conocer las cosas no tan buenas, pero fue hasta que me tocó
tenerlo en frente; cuando me habló, cuando vi su sonrisa y el brillo en sus
ojos, algo dentro de mí se estremeció, yo también sonreí, me emocioné y en esos
breves minutos que pasé con ese chico, volví a vivir, pero para ese entonces mi
corazón no sabía amar, no quería, estaba roto, y sólo lo deje ir, subió al
autobús, se fue, y su nombre quedó grabado en mi memoria.
Al poco tiempo, le di un libro
a mi mejor amigo para que se lo entregara a ese chico, un libro de cocina
porque sabía que le gustaban esas cosas; él se lo entregó, pero nunca le dijo
que fui yo quien se lo regaló realmente, hasta hace poco más de un mes que me
atreví a contactarlo y le dije que yo fui quien se lo regaló.
Comenzamos a hablar desde ese
día más seguido, a compartir cosas, vivencias, gustos, hasta que llegó el
momento de vernos nuevamente, nos vimos en una plaza, hablamos, caminamos,
reímos, moríamos de nervios y al final de la caminata nos sentamos en un banco
y el comenzó a contarme otras cosas, y cuando llegó el momento de expresar lo
que sentía en ese instante, sus ojos se llenaron de lágrimas y entre las
mismas, con la voz temblorosa, me dijo que estaba feliz de haber compartido
conmigo, desde ese momento supe que El era el amor de mi vida.
Poco a poco continuamos
conociéndonos, experimentando, aprendiendo el uno del otro, aceptando y
entendiendo nuestros defectos, maneras de pensar y actuar, hasta que decidí
arriesgarme y presentarlo a mi familia como el hombre que amo, y gracias al
cielo las cosas se han dado de forma hermosa, mi hermanita y mi prima lo aman,
mi abuela lo adora, mi mamá está aceptando todo y mi padre comienza a
adaptarse, todo va tomando su lugar sin prisas.
Lo que quiero que se entienda
con todo esto, es que el amor es un sentimiento rebelde, que se permite hacer
lo que quiere en el corazón humano y todo lo hace para engrandecerte, para
elevarte sin importar las consecuencias, y aunque no sea eterno, si puede
llegar a ser duradero y fuerte cuando luchas por él y eres capaz de entender
los gustos, defectos y hasta preferencias sexuales de la otra persona.
Aunque una persona sea
heterosexual, y la otra bisexual, pueden llegar a ser los mejores amigos y
amantes, los protagonistas de una historia sin final, una historia imperfecta y
llena de sacrificios, pero verdadera y valiosa en todo sentido.
Si alguien se abre contigo, si
te mira bonito, si te busca, si te ofrece cariño y protección, no la dejes ir
sólo porque es diferente a ti en físico o preferencias, sigue siendo humano y
está lleno de belleza, una belleza que, si no aprendes a verla y valorarla,
otra persona te la arrebatará y habrás perdido posiblemente al amor de tu
vida. La vida no es difícil, ni es rara, ni complicada, nosotros la
hacemos así por no querer o no intentar madurar, entender en su momento lo
corta y cautivadora que es.
Por primera vez en mi vida,
puedo decir que amo de verdad, a mis casi 28 años de edad, un niño lleno de
imperfecciones y de demonios se robó mi corazón y mi alma por completo, y sé
que nadie más ocupará el lugar que ocupa dentro de mí.
Sé feliz, no juzgues,
entrégate, no dudes, que la vida se nos escapa en un instante, y el amor se presenta
ante nosotros, pero no se hace esperar demasiado, y si no le abres la puerta a
tiempo, se irá y llenará de felicidad a alguien más.
Suerte, chica o chico, te queda mucho camino
por recorrer.
J.R. Gream
Echavarria
No hay comentarios.:
Publicar un comentario